Como empresarios somos tendentes a pensar erróneamente que nadie, mejor que nosotros, para resolver todas las situaciones. Quizás si dispusiéramos de mucho tiempo podríamos lograr desarrollar de manera eficaz y deseable las mil y unas facetas que supone la gestión empresarial.
Pero el empresario, es recomendable que destine sus esfuerzos a lo que mejor sabe, es decir, a aumentar sus ventas y dejar paso a sus colaboradores y delegar en otros profesionales las diferentes facetas de la empresa como la relativa a la gestión de los R.R.H.H..
De esta manera, si cuenta con un abogado y asesor laboral de confianza que se encargue tanto de la tramitación de las altas de los empleados, como de la confección de los contratos de trabajo y las nóminas hasta llegar a la posible defensa en los Juzgados de lo Social, sólo así, el empresario podrá desconectar de esta área y destinar sus energías a la generación de más negocio. Sin un buen asesoramiento externo es difícil conseguir las metas fijadas.